lunes, 28 de julio de 2008

Soy Guinevere

A veces vemos películas con las que nos identificamos. Ese fue mi caso ayer. Vi "Guinevere" y me di cuenta que yo soy una Guinevere. Al igual que la protagonista conocí a un hombre que me quitó lo que él tanto necesitaba para llenar su ego, sus inseguridades, tanto físicas como intelectuales: mi ingenuidad. A través de estimular emociones intensas tanto físicas como emocionales, logró ser visto con asombro (por mi ingenuidad), con admiración, hacerme sentir viva a través de él. Creo que mi escena favorita es cuando la mamá de la mujercita en cuestión llega a verla a la casa del hombre y le dice a él que ella ( la madre) tiene una teoría de por qué él está con una mujer mucho más joven que él y no con una de su edad. Le dice: un hombre asi como tu, con su vida "intensa" bohemia, con ese saber de muchas cosas en su vida de vagabundo ¿ por qué necesita una mujer joven y no una mujer de su edad o como yo? porque ella (su hija) tiene algo que yo ya no: Asombro. Tiene todavia esa ingenuidad que hace que todo lo que haces sea asombroso. Me encantó. Porque sentí que encerraba toda la esencia de la relación. El día que ella perdiera esa capacidad de asombro y de llenarlo de esa energia a él de todo lo nuevo, el día que ella empezara a ver lo que él era en si: un hombre común, débil y dependiente de ella y no tanto ella de él como se lo hacia sentir para que no lo dejara, que se oculta en su discurso de ser "diferente" por no vivir su vida bajo las normas "burguesas", escondido bajo su fachada de artista incomprendido(eso salia literal en la película), la iba a dejar o iba hacer que lo dejara. Por detalles no es mi autobiografía. Y si escribo esto, es porque a ratos extraño mi ingenuidad. Esa que me permitia creer en los amores románticos, en los detalles a la luz de la luna, vibrar de emoción ante una mirada, un beso, una caricia, sentir que todo cambia porque el otro sonrie. Y no digo ser la primera -ni la única-que haya tenido una decepción amorosa. Pero no es la decepción amorosa la que me quitó la ingenuidad. Fue la convivencia con esa persona la que me la fue quitando. Y a ratos extraño sentir esa ilusión porque alguien queme gusta me dijo algo lindo. Ya no creo en esas palabras lindas, esas situaciones románticas. Ya no me fijo en eso en alguien, aunque a ratos me gustaria mucho tener todavia ese asombro al momento de recibir esos gestos. Ahora me fijo en otros detalles. Veo que tipo de personas es: Monógama o Polígama. Porque no todos los espíritus son monógamos ni todos polígamos. Y no hay dolor más seguro que el que se siente cuando un monogamo se ha enamorado de un polígamo. Cuando un monógamo se ha enamorado de una persona que tiene corazón de condominio. Y ahora ya se buscan esos mensajes entre lineas, que dice lo que el otro no quiere decir abiertamente. Extraño mi ingenuidad para poder emocionarme con una canción o con un poema. Extraño mi ingenuidad para asombrarme ante la mirada impertinente del hombre que me gusta. Extraño mi ingenuidad para creer que el otro tiene un interes profundo en mi, aunque solo busque una aventura, pero sentir que el instante compartido fue mágico y profundo. A ratos la extraño.-

1 comentario:

Manu dijo...

Hola Xo.
Que lindo este "post", no porque sintás que hallás perdido la ingenuidad, sino por lo bien que lo expresaste. El padre Xema contaba que la capacidad de asombro es lo que hace a una persona joven, verdadero joven de espírutu. Talvez yo soy ingenuo, pero si creo que eso existe, solo hay que estar abierto a identificarlo cuando la vida te lo ponga... bueno, talvez lo volvemos a discutir con lentejas, frijoles, vino y ron
abrazitos