miércoles, 12 de diciembre de 2012

Soy

Soy las notas de un piano, el sonido prístino de una guitarra, la brisa del mar, la luz de la luna, la suave lluvia que arrulla, el aroma del cilantro, la hierbabuena y los azahares, los colores de las flores, los lirios y las rosas, el azul intenso del cielo, la risa de un bebé.
Soy el olor a libro nuevo, un final inesperado de un cuento, la risa contagiosa y escandalosa,la brisa fría de la mañana y las caricias dulces.
 Soy la memoria de las cosas absurdas,de los pequeños detalles, una ducha de agua tibia antes de dormir, un te verde a cualquier hora.
 Soy la tarde apacible y lánguida, las fresas, las frambuesas y las cerezas, soy una caminata al caer la tarde, un café escuchando jazz.
Soy el silencio de lo que se observa, una pasta recién hecha,las nueces, almendras y macadamias; Soy la impaciencia, la melancolía de las 5 de la tarde, la cumbia y el rock.
Soy la música clásica y el hip hop.
Soy la complejidad y la simpleza.
Soy San Simón, San Miguel Arcángel y la Virgen de Guadalupe.
Soy la noche sin sueño y las risas absurdas.
Soy todo eso que está y a la vez no, lo que se ve pero no se nota, lo que siente pero no se ve.
Soy el agua que fluye y el cauce estancado. La luz y la oscuridad, la valentía y el miedo.
En mí habita la contradicción.

Merecer

Soy hija de la tribulación, nací en tiempos revueltos. En donde los ideales eran más grandes que la vida misma, en donde la opresión de la expresión del ser era lo natural. Contradictorio momento para nacer, tal vez eso explica mi corazón pendular. Nací de una mujer-niña que me concibió con un hombre-niño. Peligrosa combinación de juventud con inexperiencia. Por eso casi me califico de experimento. Soy el resultado de lo que fue ese continuo ensayo y error. No sabría decir si eso fue necesariamente malo o posiblemente bueno, solo puedo decir que me hizo entender que el ser humano vive en continua contradicción: herir a quien más ama, reprimir a quién más desea ver volar, proteger las debilidades y destruir las fortalezas. Todos dentro llevamos la luz y la oscuridad. De ahí que nada es totalmente negro ni totalmente blanco, la vida es una escala infinita de grises. MI padre-niño se lo llevó el miedo a perder el poder. Se fue de mi vida siendo yo un protocolo de ensayo -dada mi naturaleza experimental-y entró a ocupar su lugar el padre-abuelo. Padre-abuelo que adoré y a quien dedico estas líneas. Gracias por estar conmigo siempre, pero ahora, desde donde estés, ayúdame a sanar las heridas que las carencias que venías cargando de tu infancia llena de esfuerzos y ausencias han quedado en mi. Vamos a sanar juntos las tristezas y reproches, los miedos y exigencias. Aprendamos juntos a sabernos merecedores de amor sin probar nada, sin pruebas, sin demandas. Aprendamos a simplemente a recibir. ¿No estás cansado de estar siempre tratando de probar que mereces? Yo si, ya no puedo más. Desde esta soledad que por momento me vuelve el corazón arenoso te digo, ya me cansé. Así que ahora me siento, con el corazón abierto, dispuesta a recibir lo que merezco, no por lo que he hecho sino por lo que soy.